Los países de la Unión Europea han pactado desde el pasado miércoles 31 de agosto, una reducción y limitación importante al número de permisos para que ciudadanos rusos entren en la Unión Europea.
Suspender el acuerdo de visados implica “encarecer y alargar” el proceso de concesión de los permisos. La concesión de cada uno se analizará individualmente y, por tanto, ha dicho el Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell “se reducirá significativamente” el número.
La suspensión del acuerdo ha terminado siendo el punto de encuentro entre los Estados miembros que pedían una prohibición total de la entrada de rusos a la UE, como los bálticos, y los que reclamaban ser más selectivos.
Algunos estados están sufriendo un incremento considerable de entradas de ciudadanos con pasaporte ruso por vía terrestre, un hecho que considera un “desafío para su seguridad nacional”. Por ello, ha dejado claro que estos gobiernos tienen carta blanca para ser más restrictivos con la concesión de visados siempre que respeten las normas de Territorio Schengen.
Sin embargo, países como Bruselas, Berlín, Madrid y París pedían no cerrar absolutamente la puerta a ciudadanos rusos, no solo por los intereses turísticos, si no por no dejar fuera profesionales, estudiantes o ciudadanos que se oponen al régimen de Putin.
Por otro lado, los pasaportes rusos emitidos en territorios ocupados, no se aceptarán como válidos en la Unión Europea.
El ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, ha celebrado que los Veintisiete hayan sido capaces de encontrar un “equilibrio” entre las posturas enfrentadas. Ha reconocido que en las actuales circunstancias por la invasión rusa de Ucrania no puede seguir habiendo “normalidad” en la expedición de visados y seguir permitiendo que “ciertas personas puedan venir, comprar y veranear sin ninguna dificultad en la UE”.
Bajo esta premisa, si quien solicita el visado es una persona que “participa del esfuerzo de guerra de Putin o que se considera que no es el tipo de persona para entrar en algún país de la Unión Europea, se tendrá la posibilidad de negar el ingreso.