Desde el mes de agosto los precios de los alimentos han aumentado en un 13,8% pero, aunque esa es la subida media, los productos considerados más saludables por la Organización Mundial de la Salud (OMS) experimentaron incrementos mucho más superiores.
La inflación impacta en todos los hogares, aunque no de la misma forma, las familias más vulnerables se están viendo obligadas a optar por llenar el carro con los productos con incrementos más moderados como Chocolates, bollerías, refrescos o helados ya que estos precios son tres veces menos costosos que las frutas, verduras, leche, huevos y pan.
El chocolate ha sido precisamente de los productos que menos ha subido (un 4,9% en agosto), seguido de otros como productos de confitería (6,7%), refrescos (6,8%) cereales azucarados (7,1%) prefabricados (9%), platos preparados (9,7%) o helados (10,5%).
Por el contrario, el encarecimiento de la leche fue del 26%; el de los huevos, del 22,4%; la carne de ave se incrementó un 17,6%; los yogures, un 17,3%; el pan, un 15,2%; las legumbres y hortalizas frescas, un 14,8%; el queso, un 14,6%, y las frutas frescas, un 12,1%.
Lamentablemente, esta tendencia en los precios puede contribuir a un mayor consumo de alimentos ultraprocesados, responsables en gran parte del aumento de la obesidad y el sobrepeso, que según el Estudio Nutricional de la Población Española -publicado en la Revista Española de Cardiología- afecta ya al 53,6% de los españoles (22% obesidad; 31,6% sobrepeso).
Asimismo, los expertos creen que los precios de los alimentos se mantendrán en torno a estos niveles altos en el futuro inmediato, ya que la demanda seguirá siendo elevada, mientras la oferta continúa limitada este año y el próximo. Esta escasez de oferta puede incluso empeorar en 2023 por la imprevisible meteorología, la interrupción de la producción en Ucrania y la falta de fertilizantes por la guerra.